LA
galeria
arte contemporaneo
Invita a la
inauguración el Jueves 18 de Septiembre
Hora: 7.00 P.M.
Cll.77 No. 12-03 T: 6009795 Bogotá
"-1, 0,
1"
Mamá nos hablaba de un blanco bosque
de Rusia: "Y hacíamos hombrecitos de nieve
y les poníamos sombreros que robábamos al bisabuelo..."
Yo la miraba con desconfianza. ¿Qué
era la nieve? ¿Para qué hacían hombrecitos?
y ante todo, ¿qué significa un bisabuelo?
Alejandra Pizarnik
Desde el inicio de su vida profesional, David Peña
ha realizado un trabajo siempre inusitado, quizás por el equilibrio
entre la densidad intelectual y la gran sensualidad que caracteriza sus
trabajos.
Peña no se casa con temas, no se apega a
ningún medio ni técnica. Por esta razón, cada uno
de sus trabajos es inesperado en sus dimensiones formal y
conceptual.
Si existe algo predecible en el trabajo de Peña,
es su manía por poner a prueba nuestro pensamiento.
-1,0,1 Es la prueba fehaciente de ello. En ella, él desarrolla
lo que en sus trabajos anteriores se venía
configurando cada vez más como un pensamiento que podría
denominarse "limítrofe". Se trata de pensar las cosas
desde sus bordes, desde aquél
punto en que su veracidad se pone en peligro.
Este pensamiento, me parece, es desarrollado desde una investigación
sobre las imágenes como forma de conocimiento, pero también
como un lugar privilegiado para denunciar las paradojas de
nuestro pensamiento.
De esta manera, las representaciones que Peña construye son inestables,
o bien, desestabilizan aquellas representaciones convencionales a las
que damos completa credibilidad.
Así sucede, cuando Peña transforma
las lógicas cartesianas en objetos escultóricos concretos.
O cuando utiliza los métodos objetivos de representación
con que la NASA reproduce a escala los volcanes del mundo (mapas de altura),
para presentarnos lo imposible, paisajes volcánicos subterráneos
que siembran en nuestra mirada asombro y duda por su paradójica
veracidad.
Quizás nos enfrentamos, justamente, a una poética de la
sospecha.
Sylvia Suárez
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DAVID PEÑA
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