En la exposición, Carlos Castro Arias muestra dos de sus más recientes cuerpos de trabajo: El Dolor que Creamos y Mythstories. En ambos se reconoce su estrategia de retomar iconografías y símbolos arraigados en el subconsciente colectivo de la tradición judeo-cristiana, mezclándolos con temas relacionados con la identidad latinoamericana, para llevar al espectador a lugares de cuestionamiento, duda y construcción de nuevos significados.

La sala principal de LA galería estará ocupada por una colección de obras que operan en conjunto como reflexiones y preguntas acerca del cuerpo y la fragmentación que este sufre cuando se somete a la enfermedad y al castigo. Subvirtiendo los neones tradicionales, a la entrada a la galería un OPEN en llamas anuncia un cierto estado de peligrosidad y precariedad de la integridad física al interior de la misma, el fuego abre y cierra esta muestra, uniéndola bajo su calor y violencia. Usando imágenes y técnicas de tradición medieval, una serie de vitrales fraccionados evocan historias conocidas pero dispuestas a ser reconfiguradas, cuerpos entre el dolor y el éxtasis que nos interpelan, consiguiendo sonrisas incómodas. Este lenguaje profundamente occidental se enfrenta a manos, brazos, dedos, piernas… sacados de iconografías y tradiciones mexicanas, donde se combina lo religioso con lo pagano, trayéndonos de vuelta a nuestro contexto, nuestro entramado de relaciones coloniales y concepciones universalistas.

En la segunda sala, la serie de gobelinos titulada “Mythstories” es de nuevo un juego de remix de un lenguaje estético arraigado en Europa y la tradición occidental con una visión de mundo profundamente latinoamericana. El resultado es, en este caso, un conjunto de tapices tremendamente bellos y absolutamente cómicos, que a pesar de ser muy amables con la percepción del espectador, cargan en ellos las historias que cuentan la inocencia y la violencia desaforadas de nuestro pueblo. Estos gobelinos son una síntesis de mitos acerca de hechos que han afectado a Colombia recientemente y que han sido ignorados en el relato histórico; muestra de complejidades emocionales y supersticiosas de un pueblo cuya conciencia y ética colectiva aún está por realizarse.