Verónica Uribe
Cuadernos- Enero de 2006

En un proceso de intensa búsqueda como el que vive el artista, uno de los ejes
centrales de su aventura está basado en el boceto, en el dibujar, en el rayar y
el apuntar todo aquello que marca sus intereses y sus áreas de investigación.
Muchos de estos bocetos, históricamente recopilados en cuadernos, permiten al
espectador comenzar a entender ese complejo mundo que se desata detrás de la
obra final.
Los temas alrededor de la creación de una pintura son inmensamente variados, y
en esta serie se compaginan todos aquellos intereses marcados por un
determinado momento. Un momento en el cual el buscar y el encontrar se vuelven
un mismo proceso y se dan vida mutuamente sobre estas telas. En ellas residen
una innumerable cantidad de intereses del día a día de un artista que intenta
encontrar su verdadera pintura y encontrarse a la vez en ella.
En estas telas aparece un mundo lleno de texto, de imagen, de dibujo, de
pintura, de retazos, recortes y trozos de experimentos que confluyen para
intentar integrar todo un momento creativo sobre el lienzo. La dinámica de las
imágenes y su espontaneidad se deben a esos mismos instantes que genera la
libertad del apunte y del esbozo. Ante la imposibilidad de particularizar las
preguntas y las respuestas que se le abren al artista, en estas pinturas se
plasma su mundo para que el espectador pueda sumergirse en aquellos mismos
cuestionamientos y a su vez entablar un diálogo con sus propios planteamientos.

Verónica Uribe Hanabergh 2007

Si el mundo circundante de la ciudad, las palabras, los recorridos, los viajes y los caminos hablaran, encontrarían en la obra de Verónica Uribe uno de sus lenguajes. En este caso, un lenguaje donde se entretejen las imágenes del diario vivir y donde la selección está basada en una sensibilidad del color, de las letras, de las palabras, del movimiento y del viaje como metáfora. A raíz de sus viajes y largas estancias en diversos lugares, la artista ha logrado afinar su ojo hasta encontrar paralelos entre palabra y lugar, mancha y símbolo, gesto y ornamento. Sus pinturas se resuelven como paredes de varias ciudades y esquinas donde la manera de resolver los conflictos de cambio es a través de la tela, el pincel, el bolígrafo y el spray de graffiti.

En estas obras, la superposición de niveles de profundidad y de simbología se logra por medio de finas capas de pintura y de texto que se van entrelazando de manera que aunque parezcan ocultas siempre están presentes. Manchar y volver a pintar o a escribir, nuevamente volver a manchar, elegir y escoger selecciones del cuadro que mantengan su fuerza y que transmitan toda esa sensación de arqueología urbana de nuestro siglo, es la forma como trabaja la artista. En su obra más reciente, la recolección de información a partir de sus cuadernos rige la temática, donde pasado, presente y futuro se traslapan encontrando un eterno presente en la tela que resguarda toda aquella información originalmente concebida en los cuadernos de viaje, de bolsillo y de taller.

La pintura de Verónica Uribe existe gracias a una necesidad de recolección diaria de información visual y oral que para la artista gestan su mundo más íntimo. Las conversaciones, las etimologías, los juegos de palabras y los significados de estas son la base para la construcción de unas telas que se apoyan en elementos formales como la mancha, el gesto y la línea para intentar captar un mundo tan complejo como es el que entra por nuestros ojos.

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